El padre Sahag�n hace una extensa descripci�n de los muertos. Se�ala que �las �nimas de los difuntos iban a una de tres partes; la una es el infierno, donde estaba y viv�a un diablo que se dec�a Mictlantecutli, y por otro nombre Tzont�moc, y una diosa que se dec�a Mictecac�huatl que era mujer de Mictlantecutli y las �nimas de los difuntos que iban al infierno, son los que mor�an de enfermedad, ahora fuesen se�ores o principales, o gente baja, y el d�a que alguno se mor�a, var�n o mujer o muchacho� (Op. cit., 1975, Lib. III, Cap. I, p. 205).
�La otra parte donde dec�an que se iban las �nimas de los difuntos es el para�so terrenal, que se nombra Tlalocan, en el cual hay muchos regocijos y refrigerios, sin pena ninguna; nunca jam�s faltan las mazorcas de ma�z verdes, y calabazas y ramitas de bledos, y aj� verde y jitomates, y frijoles verdes en vaina y flores [�] y all� viven unos dioses que se llaman Tlaloque, los cuales se parecen a los ministros de los �dolos que traen cabellos largos. Y los que van all� son los que matan los rayos o se ahogan en el agua, y los leprosos, bubosos y sarnosos, gotosos e hidr�picos [�] Y el d�a que se mor�an de las enfermedades contagiosas e incurables, no los quemaban sino enterraban los cuerpos de los dichos enfermos, y les pon�an semillas de bledos en las quijadas, sobre el rostro; y m�s, pon�anles color de azul en la frente, con papeles cortados, y m�s, en el colodrillo pon�anlos otros papeles, y los vest�an con papeles, y en la mano una vara� (Op. cit., 1975, Lib. III, Cap. I, p. 207-208).
�La otra parte a donde se iban las �nimas de los difuntos es el cielo, donde vive el sol. Los que se van al cielo son los que mataban en las guerras y los cautivos que hab�an muerto en poder de sus enemigos: unos mor�an acuchillados, otros quemados vivos, otros aca�avereados, otros aporreados con palos de pino, otros peleando con ellos, otros at�banles teas por todo el cuerpo y pon�anlos fuego, y as� se quemaban�. (Op. cit., 1975, Lib. III, Cap. I, p. 208).